Me siento afortunada de ser Elder Millennial --por chistoso que suene--como generación tenemos la suerte de juntos cuestionar lo establecido, es un espacio ganado gracias a los que vinieron antes.
En décadas anteriores, se fumaba en aviones y espacios cerrados, la bebida 7up tenía anfetamina, existían campañas y contra campañas acerca de que sustancia inflamatoria eran más nocivas para la salud --todas--, mostraban imágenes de estructuras óseas amorfas supuestamente dañadas por la marihuana --I know, suena loco verdad?. Todo con tal de sostener un status quo que a pocos acomodaba.
Y si hay una constante en la historia del ser humano, es el cambio, no se puede frenar. Antes los padres eran como patrones de fundo, sobre todo la figura paterna donde lo que se decía era ley y se seguía a ciegas y quizás fue una estrategia necesaria acorde a los distintos momentos históricos. Sin embargo, el día de hoy transitamos a un espacio donde los niños tienen voz, partamos con que se reconocen como seres sujetos de derecho. Y si avanzamos un poco más se esta conversando acerca de las necesidades de los niños acorde a las etapas del desarrollo y tomando acción hacia ello.
Y esta transición como todo, no es perfecta. A veces se malentiende o se repite como autómata "crianza respetuosa", y la creencia de que "no se debe decir no" que finalmente es más de lo mismo, anular la necesidad particular de cada individuo de ser visto como individuo separado de sus padres y cuidadores.
Primero comentar que para mi, no estamos criando, no es lo mismo un ser humano que un animal o una planta. Los niños van a crecer y desarrollarse con o sin nuestra ayuda, sólo podemos estar a su lado y acompañar sus procesos.
Creo importante considerar que una de las gracias del ser humano es tener CONSCIENCIA sobre sí mismo, esto nos permite dirigir/guiar nuestro proceso evolutivo personal y colectivo. Por ello el ser padres es un lugar de poder que puede ser peligroso y dañino inclusive, sino estamos a la altura de las circunstancias. La invitación es a tomar el desafío de guiar a otro desde un espacio de humildad, donde se honre al otro como un individuo en sí.
Para que esto sea posible, resulta indispensable trabajar en nosotros mismos como padres, en nuestros patrones de conducta, creencias limitantes, en el desinflar nuestro ego tantas veces sea necesario. Imagina que postulas a un cargo de abogado siendo médico, es algo impensable. Y sin embargo el DEBER de ser padres acorde a los arquetipos de familia muchas veces pasa por sobre las aptitudes para el cargo. Pero si ya estamos acá, ¿hagamos lo mejor posible no?
Que nadie nos enseñe a ser padres no significa que no podamos APRENDER a ser los mejores padres que podemos ser. Como toda habilidad debe ser estudiada y practicada, sin desanimarse entregando lo mejor de nosotros a diario, disolviendo los límites autoimpuestos y tomados de la sociedad.
Por ejemplo, una herramienta para discernir si permitimos algo o no, es preguntarnos ¿pone su vida o algún elemento sustancial de su desarrollo en riesgo? si la respuesta es no, su voto de música en el auto vale tanto como el de nosotros. Funcionamos como estados, todos tienen el mismo peso a nivel mundial, sin embargo se admiten líderes que gestionen el proceso.
Y aquí viene nuestra segunda gracia como especie. Somos una especie que es capaz de colaborar con otros individuos de la especie sin necesariamente ser de la misma "tribu o familia". Es por eso que los invito a que avancemos juntos en esto, en intentar ser los mejores padres que podamos ser, en que veamos a nuestros hijos como son, no como queremos o es deseable que sean, aceptemos su individualidad, no dejemos otros niños atrás porque "son los padres que le tocaron", compartamos experiencias, sabiduría y humor en este trabajo, direccionemos nuestra evolución cultural a crear el espacio que los niños de hoy y mañana necesitan para ser buenas personas, buenos ciudadanos.
Ya no criamos, guiamos.
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