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Ser madre

Foto del escritor: Barbara MoyaBarbara Moya

Ayer se celebró en Chile el día de la madre. Y pensaba en lo que es la maternidad como verbo: maternar. Y realmente todas las mujeres maternamos independiente de si tenemos hijos o no. ¿Es el objeto o la acción que determina ser madre? Personalmente me hace sentido la acción. Las conductas, los hábitos, la manera de ver el mundo van moldeando nuestra consistencia y nuestro ser finalmente, nuestra expresión única en el mundo.


Para mi, ser madre es ser mujer. Es un amor particular hacia otro de cuidado, dedicación, amor, indistinto de jerarquías, implicaría suavidad y ternura. Maternamos más allá de los hijos, maternamos perros, gatos, amigos, parejas incluso a veces hasta nuestros padres. ¿Se han dado cuenta de esa emoción cálida que surge cuando cuidamos a un amigo(a) que ha terminado una relación por ejemplo, o a veces a nuestra pareja cuando necesita ayuda aprendiendo algo que tu manejas y dedicas tiempo a guiar ese camino. Y a nuestros padres, cuando ves que están siempre dando y nace esa gratitud de querer cuidarlos también porque sí.


Percibo maternar como una expresión de compasión desde el ser mujer o incluso como una expresión altruista desde ser mujer, en ausencia del sufrimiento. Se preguntarán qué pasa con los hombres, cómo excluirlos de esta ecuación.


Creo que los hombres tienen su expresión única de altruismo desde su género, que surge más como protección. Lo percibo como un cuidado desde más sólido, no tan suave y etéreo como "el amor de madre", una contención más asimilable a una vasija contenedora, a sostener un espacio de seguridad física. Mi percepción, considerando los hombres importantes en mi vida (pareja, padre, hermano), percibo una delimitación del entorno y protección de ese espacio delimitado.


Lo divido por género porque también me hace sentido con la identidad de cada uno. Habitualmente se habla de la niña o el niño interno, y poca atención recibe la madre o padre interno. Esa sensación de niña(o) interno esta bajo el alero y cuidado de la madre o padre interno, algo no menor a desarrollar. Independiente de como hayan sido o sean nuestros padres, por similitud internalizamos esas voces o por contraste la fuimos creando en nosotros mismos.


Es esa voz sabia y conocida que te dice que descanses, que te cuides, que agradezcas. Esa voz que como dice Madame Stael "es tan suave y delicada que es fácil suprimirla pero tan clara que imposible confundirla". La clave esta en cómo nos relacionamos con esa voz del maternar ¿lo habías pensado? ¿la escuchas? ¿la ignoras? ¿la honras?


Te invito a que activamente desarrolles esa voz de amor y cuidado, independiente de tu género. Maternate, Paternate a ti mismo, y vas a ver cómo cultivas amor en ti.


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